CAPÍTULO 2:
Sara
La ducha le
ha sentado bastante bien. Ha conseguido relajarse un poco y recapacitar. Van a
dar las once de la noche y todavía no ha cenado. Su barriga empieza a crujir. Se
pone el pijama rápidamente y baja a la cocina a por algo para cenar. Sus padres
van a pasar el fin de semana fuera y no han dejado nada preparado para comer.
–Marta, ¿te
apetece que pidamos una pizza?–grita desde la cocina.
En menos de un segundo su
hermana ya está en la puerta de la cocina con el teléfono en la mano y una gran
sonrisa dibujada en su cara.
– ¿Para esto sí que
corres verdad? ¿De qué te apetece la pizza?–dice Sara al verla.
– ¿Una 4 quesos?
–Está
bien.
–Cuándo acabes me pasas el teléfono que tengo
que hacer una llamada.
–
¿Una llamada a quién?
– ¿Y a ti que
te importa? ¿Verdad que yo no te pregunto con quién hablas las 24 horas del
día? ¿O qué hacéis David y tú en la habitación cuándo mamá y papá no están? Son
cosas muy evidentes, por eso no pregunto.
Sara coge a su hermana por el pelo y la mira desafiante.
–
¿Papá y mamá no están verdad?–dice Sara.
– ¡Ya lo sé! ¡Suéltame el pelo que me haces
daño!–dice Marta.
– ¿Y quién
manda cuándo papá y mamá no están?
–
¡Alex!–grita Marta.
–Pero cuándo
Alex tampoco está mando yo, ¿verdad?
–Sí… ¡Sara
suéltame que me haces daño!
Suelta a su
hermana y cierra la puerta de la cocina.
Marta la pone
de los nervios y cogerla de los pelos es la única manera de contenerse y de que
su hermana se relaje. Coge el teléfono, marca el número de Telepizza que hay
apuntado en la nevera i le pide la pizza a la chica que la atiende.
–Muy bien.
¿Qué piso es? –
dice una chica desde la otra línea del teléfono.
–4ª
1ª –responde Sara.
–Muy bien, en
menos de 15 minutos tendrá su pizza en casa.
Cuelga el
teléfono y se lo lleva a su hermana.
–Gracias.
–dice Marta.
Entra en su
habitación y coge su portátil. Lo enciende e inicia sesión en su cuenta de
Facebook. Miriam todavía no se ha conectado. Quizá sea la hora de cambiar su
estado sentimental en Facebook por tal de evitar malos entendidos.
Un estado
aparece en su muro: <Sara Ferrer ha
pasado de tener una relación a estar soltera.>
Una ventana del
chat se abre tras un ligero plip.
Aquí empieza
la tortura e interrogatorio de gente con la que no hablas normalmente y de
repente muestra un gran interés por tu vida. Exacto, a esa gente se le llama:
¿Cotillas? ¿Interesados?
Cualquiera de
las dos opciones serviría.
Se lee el
mensaje por encima:
¿Lo habéis dejado tú y David? Vaya, con la buena
pareja que hacíais. Supongo que será por la distancia o algo por el estilo. ¿Me
equivoco? Aquí estoy para lo que necesites preciosa.
Se limita a
contestar con un:
Gracias.
Odia a la
gente falsa. Odia a la gente interesada. Pero sobretodo, odia a los cotillas.
Odia a la gente que te dice que va a estar a tu lado cuando lo necesites pero
que luego desaparecen sin más. Odia a la gente que dice ser tu amiga y luego va
hablando de ti a tus espaldas.
Como decía su
abuela, todo el mundo te va a hacer daño en la vida, solo necesitas encontrar a
las personas por las que vale la pena pasarlo mal. Sabe que la frase no era de
su abuela, pero la decía constantemente y ella sabía que tenía razón.
Una
de esas personas por las que vale la pena pasarlo mal es Miriam. Ella
siempre ha estado a su lado para lo bueno y para lo malo, igual que Sara para
ella. Miriam pasó
una muy mala temporada cuando su padre murió y ella estuvo siempre a su
lado. Espera que ella esté a su lado ahora, porque
sin duda es cuando más la necesita. Necesita hablar con ella ahora…
Coge su móvil
y marca el número de su amiga. Mierda, no tiene saldo.
Se acerca hasta la habitación de su hermana y entra sin llamar a la
puerta.
– ¿No te han enseñado nunca a llamar a la puerta o qué?–grita su hermana
al verla entrar.
–Pasame el
teléfono.
–No, estoy
hablando yo. –responde Marta repelentemente.
Sara la mira
amenazadora y Marta suspira fuerte mientras se vuelve a colocar el teléfono en
la oreja.
–Luego
hablamos, Marcos. –le dice al chico que hay en la otra línea del teléfono. –No,
está mi hermana delante, adiós.
Cuelga y le
entrega el teléfono a Sara, que lo coge y sale de la habitación.
Una vez en su
cuarto, marca el número de Miriam.
– ¿Sara? –responden
a la otra línea del teléfono.
– ¡Miriam! No
te has conectado en todo el día.
– Ya… Bueno,
yo… He estado con Iván.
–Ah,
entonces… ¿Ya se lo has dicho?
Silencio al
otro lado de la línea.
–Miriam, ¿te
encuentras bien?–pregunta Sara.
– ¿Nos
podemos ver mañana?
–Claro, a las
diez te paso a buscar. Tengo mucho que contarte…
Se despiden y
las dos cuelgan el teléfono casi al mismo tiempo.
El timbre de
casa suena.
Sara responde
y abre la puerta de abajo para que suban con la pizza.
Espera varios
segundos en la puerta mirando al ascensor.
La puerta del
ascensor se abre y tras ella aparece un chico de ojazos azules con una caja de
pizza en la mano.
Debe tener
unos 17 años, como ella.
El chico se
acerca hasta ella sin hacer desaparecer esa preciosa sonrisa de su cara.
– ¿Una 4
quesos?–pregunta el chico.
–Eh… Sí,
sí. Muchas gracias. –dice Sara, cogiendo la caja de pizza.
Se queda
delante de él paralizada, mirando sus bonitos ojos.
–Son 15
euros. –dice el chico sin dejar de sonreír.
– ¿El qué?
Ah claro, la pizza. Vaya, que tonta. Emm… tengo el dinero dentro. ¿Quieres
pasar mientras lo busco?
Mierda.
¿Cómo puede ser tan idiota? Está quedando como una completa inútil. ¿A que
vienen esos nervios? Es un chico normal y corriente. Bueno, está bien, no es un
chico normal y corriente… Es MUY guapo. ¿Pero qué más da? <Sara calmate por
favor… Tú no eres así.> ¿Pero qué está haciendo? ¡Acaba de dejarlo con
David!
–Como
quieras. –responde el chico entrando al piso.
Sara se dirige
a su habitación y coge 15 euros.
Cuando
vuelve al comedor se encuentra con su mirada y ambos sonríen.
–Aquí
tienes.
Le entrega
los quince euros y sus manos se rozan. El corazón se le acelera al instante.
Su
subconsciente le regaña por sentir eso por un chico completamente desconocido
unas horas después de cortar con David, mientras el pequeño demonio que lleva
dentro le dice que su ex era un cabrón.
Levanta la
cabeza y se miran.
Los dos
sonríen.
Sara le
acompaña hasta la puerta y se quedan callados, uno frente al otro, mirándose.
Es como si
el mundo se acabará de parar y solo estuvieran ellos dos.
Pero como
siempre, su querida hermanita tiene que estropear todos los momentos bonitos.
– ¿Ya ha
llegado la pizza? ¡Qué bien! Estoy muerta de hambre…–dice su hermana, cogiéndole
la pizza de las manos.
Cuando se
da cuenta de la presencia del chico le mira y sonríe.
Sus
mejillas enrojecen al instante.
Maldita
enana…
–Espero
volver a verte–dice el chico, entrando al ascensor.
–Adiós.
Las
puertas del ascensor se cierran. Y el mundo vuelve a ser el mismo.
Ella sigue
en su casa con su irritante hermanita.
Cierra la
puerta y se sienta en la mesa.
Mierda. Ni
siquiera sabe cómo se llama el chico…
Y una vez
más, su subconsciente vuelve a enfadarse con ella.
Se tiene
que centrar. Acaba de salir de una relación de tres meses, no puede estar tonteando
con otros tíos tan pronto… ¿O sí? No, no y definitivamente no. Pero si tan solo
hace unas horas que lo han dejado.
Su hermana
abre la caja y le ofrece un trozo de pizza.
Cuando
terminan de cenar se tumban en el sofá y las dos se ponen a ver la televisión.
Pocos
minutos después su hermana se encierra en su habitación y se duerme al instante.
Van a dar
las doce y media y todavía no tiene sueño.
No ha
dejado de llorar desde que su hermana se fue a su habitación.
La puerta
del piso se abre.
Sara se
incorpora en el sofá y se seca rápido las lágrimas.
Su hermano
cierra la puerta suavemente y se acerca hasta ella.
Es raro
que haya vuelto tan tarde pero no tiene ganas de hacer preguntas.
Además él
ya tiene 21 años y tiene derecho a volver a la hora que quiera. ¡Pero si vive
solo desde hace un año! Él siempre ha sido muy independiente.
– ¿Qué
haces despierta tonta?–le dice él cariñosamente agachándose y dándole un beso
en la mejilla.
–No podía
dormir…
Alex se
quita la chaqueta y la deja en una silla.
A
continuación se sienta al lado de Sara y la mira a los ojos con preocupación.
– ¿Has
llorado verdad?–le pregunta.
Sara
asiente con la cabeza y una lágrima se desliza por sus mejillas sonrojadas.
– ¿Qué ha
pasado?–le pregunta él con un tono relajado y tranquilizador.
–Lo he
dejado con David.
Alex se
acerca a ella y la abraza fuerte.
– ¿Quieres
hablar de ello o prefieres irte a dormir?–le pregunta él.
Sara
vuelve a asentir con la cabeza y traga saliva.
Hola!!! Al fin hay capitulo!!! Llevaba mirando el blog todos los dias varias veces desde el sabado... Pero la verdad no pudiste publicar en mejor momento... Estoy con unos problemitas y me.sirvio para diatraerme... Me encanta la nove en serio. David un idiota, el chico de ojos azules quiero que aparezca ya de nuevo (me da a mi que es el prota) y tu... Escribes genial!!! En serio me encanta :)
ResponderEliminarBesos, Fatima
Ves como es mas facil asi?? Yo prefiero comentar asi que como usuario de google y luego dejar mi nombre... Ademas, una amiga leyo el otro cap y no pudo firmar...
EliminarGracias por tus comentarios Fatima, me alegro de que te guste!
ResponderEliminarPronto más, un beso enorme.♥
Holaaa me gusta tu novela :D quiero mas te pasas?
ResponderEliminarhttp://casijuegosca.blogspot.com.ar/ (vota por proxima novela :D)
http://amorencopos.blogspot.com.ar/ ese es mi otro blog besoss
Holaaaa!! me llamo Ainhoa, y vi el enlace a este blog que dejaste el la pagina de las fans de alessandra neymar y decidí pasarme. por lo que veo ha sido un acierto, ya que solo con los dos capítulos que has colgado ya me he enganchado y estoy deseando que continue :D quiero seguir leyéndolo y que aparezca el chico de los ojos azules que me ha enamorado *__* jajjaj
ResponderEliminarpor cierto, si pudieras poner lo de los seguidores me seria mucho más cómodo para poder seguir tu blog. muchas gracias ^_^
EliminarGracias por vuestros comentarios chicas:D y Ainhoa, lo de los seguidores no se como se pone:(
ResponderEliminarme parece que se pone en gadgets o algo así, pero no me hagas mucho caso porque no estoy muy segura ;P
ResponderEliminarpero bueno, si no puedes no pasa nada, ya me iré metiendo de vez en cuando para ver si vas subiendo, que este blog vale la pena mirarlo ;)